miércoles, diciembre 17, 2008

Jovanotti - Come musica

miércoles, diciembre 17, 2008


Grazie, Rakkana dalla mia musica.

domingo, diciembre 14, 2008

Última prueba

domingo, diciembre 14, 2008

Mañana rindo mi última prueba escrita de lo que viene a ser el quinto (y también último) año de la carrera.

No, todavía no hago balances. Sólo estoy saboreando este momento. ¡Si hasta me dieron ganas de estudiar para la prueba de comunitaria!!

Tenía que escribirlo. Vendría siendo como tomar una foto, habiendo esperado con (im)paciencia el momento de luz precisa, el encuadre perfecto. Tantas cosas.


miércoles, diciembre 10, 2008

Joanna Newsom - Sprout and bean

miércoles, diciembre 10, 2008


Damas y caballeros, señoras y señores, fauna cibernética toda:

Disfruten el sonido del arpa, por favor.


ps. Gracias por compartirla, Ed.

domingo, diciembre 07, 2008

Tree of life

domingo, diciembre 07, 2008

A) El árbol de la vida no sostendría a nadie; al contrario, se sustentaría sobre una horda de (in)crédulos sin más oficio que el de mantenerse en pie cerca de su tronco. La inclinación de éste les produciría (a los incautos) una especie de admiración, como si estuviesen frente a la Torre de Pisa y no ante el vacilante tallo que realmente es.

B) Cerca del centro los espectadores observarían las ramas y sus bifurcaciones. Digamos, éstas se enroscarían intentando guardarse de las miradas multitudinarias de nosotros, los crédulos y los no tanto. Cada ondulación, grande o pequeña, seguiría la máxima: "frente a lo que sea, vuelva tercamente sobre su epicentro", tal como lo propondrá alguien en Principios Vitales para Árboles de la Vida, valga la redundancia, (2012), editorial Caducifolio Nuevo.

C) Más tarde, ya seguro de su guía, se presentaría en el árbol un crecimiento tipo bonsai. Lo que implica, probablemente, que el grado de importancia está en directa relación con la antigüedad, en desmedro del tamaño. Y ya puestos, si del bonsai surgiesen arrugas, tanto mejor pues eso demostraría su calidad de añejo... lo que provocaría ganas de beberlo, como si se tratase de un buen vino. Esto último, sin embargo, no podría asegurarlo.

D) Imagino que al árbol poco deben interesarle las Torres de Babel y de ahí su semejanza con la Torre de Pisa; nadie en su sano juicio podría alcanzar el suelo simplemente creciendo, en cambio sí podría, siendo el caso, inclinarse sobre sí como en una reverencia y tocarse la punta... del pie, en un gesto pleno de -¿cómo decirlo?- sincera humildad y necesario reconocimiento, dos elementos que nunca sobran en el Reino de los Suelos.

E) Mientras tanto, en las copas de este árbol, vivirían cien pájaros salidos de la cuenca de una mano que amenazaba jaula. Tal vez, en sus vidas pasadas, habrían formado parte del grupo de (in)crédulos. Sus cantos serían los de pechos henchidos de libertad, los de ojos que sólo pueden ver hacia arriba, al camino que queda por andar. ¿Y lo andado? Vendría siendo pretérito desperfecto, necesario olvido, recuerdo no añorado que yace en el fondo de un baúl sin fondo, caído para siempre en el irrecuperable hoyo negro de la historia.

F) A estas alturas o desventuras cabría preguntarse de qué vive este árbol, o más bien, cómo es que perdura. Sobre la extensión de sus raíces no podría asegurarse nada, pues nadie las ha visto y Julio Verne no alcanzó a narrarlo. Su viaje al centro de la tierra, desgraciadamente, no aportó evidencia empírica alguna sobre este tipo de asuntos, lo que confirma cuán pocas veces nos atrevemos a decir cosas realmente importantes. En fin; que siempre -menos mal- van quedando cosas por definir.

G) Pero lo que a usted y a mí podría interesarnos sobre este fenómeno es fundamental. Aunque yo no digo nada sobre esto. Ni siquiera se me ocurriría mencionarlo. Si la imaginación de la imaginación me alcanzase (como dijo don Gonzalo), simplemente cambiaría las letras por glifos y que se las arregle el resto como pueda. Es personal y es intransferible, como dice mi cuenta de ahorro del Banco Estado.

viernes, diciembre 05, 2008

Adiós, gracias por todo

viernes, diciembre 05, 2008

Cuento de Marcelo Fox, en Terapia de Crisis, Alfredo Moffatt.


Me corté los labios al afeitarme. La sangre salía. Era dulce. Me gustaba. Después traté que la pequeña herida se cerrara. No lo conseguía. Dormí con un esparadrapo sobre la bo­ca. A la madrugada desperté. La almohada estaba manchada de rojo. Las sábanas. El piso. Miré un espejo. Por la mejilla izquierda se extendían gránulos escarlatas. Un día u otro habría tenido que suceder. Me lo habían avisado. Una cuestión genética hereditaria, dijeron. Fui al médico.

‑Por el momento la única forma de salvación es que le amputemos la cabeza.
‑Pero doctor...
‑No se preocupe. La ciencia avanza. El cerebro, los ojos y demás centros vitales le serán transplantados a la cavidad abdominal.

Ahora salgo, aunque nada más que de noche, cuando las gentes tienen menos oportunidad de distinguir que sobre mis hombros hay solamente un mazacote de yeso reproduciendo rasgos humanos. Desprendiéndome la camisa puedo ver. Me alimento por el ombligo. Logro articular sonidos mediante un aparato injertado un poco más arriba. Con algo por el estilo, oigo. Adaptarse. Resignarse. Una psicóloga me ayuda a ello.

La cosa volvió a comenzar por un pie y una mano del mismo lado. Del mismo lado izquierdo. Seguir amputando. No veo, no hay otra salida...

‑Pero doctor…
‑Cálmese hombre, cálmese, considero que el problema técnico de amputar cuatro extremidades es mucho más simple que el de separar una cabeza del tronco y trasladar los órganos de los sentidos a...
‑Comprendo, quiero comprender. Está bien... Lo que no entiendo es por qué las cuatro extremidades deben de ser...
‑Bueno... Es que total tarde o temprano... En fin…Usted sabe como son las cosas... Perdóneme pero hay otros pacientes que... Venga, salga por la puerta trasera.

Casi inmóvil. En un rincón. La psicóloga me habla de los fines de la humanidad, de las consecuencias siempre funestas del pesimismo. Me lee también a Parménides. Y me lo inter­preta. Si el ser está inmóvil y el movimiento es mera apariencia, para qué preocuparme de mi inmovilidad. Los había oído nombrar a Freud, Marx, Hegel, San Lactancia, Nietzche, antes de decidirme por Parménides como más conveniente para mi caso. Lo único que lamento es no poder masturbarme. A veces trato de refregar el miembro contra las paredes. Sólo consigo laceraciones. Me pedí que me castraran. Lo hicieron.

‑Discúlpeme que les cause tantas molestias, es que...
‑No. No se preocupe. Nosotros estamos aquí para ayudarlo.

He acabado siendo un cerebro que flota en un líquido de no se qué color. Sólo quedan conectados con el exterior mis centros auditivos. Oigo una voz que repite los evange­lios. Hablan de la fatuidad del mundo y la carne y de reinos infinitos. Trato. Debo de estar contento. Se ocupan de mí hasta el fin. En el lóbulo occipital ya empiezo a sentir los síntomas conocidos. Adiós. Gracias por todo.

miércoles, diciembre 03, 2008

Fotolenguaje

miércoles, diciembre 03, 2008

Me encontré a este pequeño en la tarde, buscando imágenes b/n para completar el fotolenguaje que nos solicitan en clínica infanto juvenil.

Y nada. Me encantó. Miren su manito y sus ojos. Su naricita.

Me quiero ir con esta fotografía, al lugar donde él mira, cualquiera que sea.

 
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