jueves, febrero 16, 2012

2012

jueves, febrero 16, 2012
Quizá a más de uno le parece que no se debe pensar mucho en el pasado -como si fuera alguna extraña manía de gente poco sana-, pero la verdad más sincera es que resulta tremendamente difícil no hacerlo. A mí, en este caso, me trae una mezcla de nostalgia con buenas ideas y un pizca de infaltable aburrimiento laboral.

Reviso este blog y encuentro en él muchos episodios valiosos de mi memoria, y me complazco. Veo en él un sentido, un propósito que se va cumpliendo con cada línea, con cada idea en el aire. Reconozco, por ejemplo, la belleza de la negrita Bárbara Kanaam, y más atrás el rostro níveo de la actriz protagonista de Azul. Unas frases de Rojas, un reflexión mía sobre los sueños, un par de poemas de un lento pero seguro deshielo que le dio un vuelco a mi vida en esos días. Recuerdos que, de una otra manera, no deberían perderse en la vorágine de lo siempre actual. Es extraño. Una defiende a rajatabla el poder del ahora -a lo Eckhart Tolle- y, sin embargo, el pasado tiene un poder embriagador, magnético. Tiene una belleza especial.

Pero no todo es brillo. A veces la luz apunta en otras direcciones más oscuras, e ilumina frases que naufragan como papel por el cauce un río caudaloso. Leo las palabras que escribí a Dina y sobre ella, y que terminan con esa mordaz acusación tan cierta: dice que iremos a morir mañana. Más que nada, recuerdo a esa ecuatoriana tan espontánea, tan amiga de sus amigos, tan ella. En mi mente, converso con lo que pienso que ella me diría en las situaciones que ahora vivo, y cómo se reiría de mí al ver que casi tengo un año de convivencia con O. Y que soy feliz en gran medida, lo que ella asumiría como un desperdicio artístico cultural ("La gente no escribe porque sea feliz, boba").

Yo no escribía porque no lo fuera, en todo caso. Ahora lo veo mejor. Yo escribía más que nada porque sentía la necesidad de sacar afuera ciertas cosas molestas, cierta desidia, y no poca soledad. Me sentía acompañada con mis lecturas y mis lentas palabras (nunca fui muy prolífica, cada texto era un pequeño parto). En ese tiempo, prefería la literatura a la vida y hay que entender, en serio, que suelen ser aspectos distintos de la realidad.

En medio de este verano despiadado (el calor, las hormigas, el calor), vuelvo a sentir la necesidad de recordar lo bello, lo bueno, de ir tejiendo una manta de diversos colores, a la que pueda volver en cinco, diez, cincuenta años más. Se siente como una agüita en el corazón hacerlo.

lunes, octubre 26, 2009

Cara B

lunes, octubre 26, 2009

...Y OTRAS HIERBAS.

Cara A


T R A B A J O...

viernes, septiembre 25, 2009

Intuí

viernes, septiembre 25, 2009
Cosas del plexo solar, que no de las vísceras mismas o de las entrañas. ¿Importará en todo caso el lugar de donde provenga tanta certidumbre? No lo creo.

jueves, septiembre 24, 2009

Pequeño merjunge cinéfilo

jueves, septiembre 24, 2009
Desde la más reciente hasta la última que recuerdo haber visto:

The reader (2008, Stephen Daldry)-. Me gustó; la actuación de la Winslet conmueve, impele a situarse en la emoción, a identificarse con ella más que tomar el papel de juez, espectador. El guión abre puntos de vista novedosos sobre temas difíciles de conversar.

¿Dónde está la casa de mi amigo? (1987, Abbas Kiarostami)-. Linda historia que toca la nobleza de un niño. Aunque me quedé con el bichito de no haberla oído de la voz de los actores, en su lengua, sino con la traducción ezpañolizada simultánea. Qué pena.

La duda (2008, John Patrick Shanley)-. Buena historia, buenas actuaciones, pero el final...

Mi vida en rosa (1997, Alain Berliner)-. Sí, digamos, interesante. No me mató, quizá porque consideré muy fácil la salida del conflicto. Me pareció insuficiente el haberse quedado sólo con las fantasías de un niño que se pensaba niña, en lugar de abrir de forma más real el tema de la homosexualidad cuando se presenta así, en la naturalidad de un niño de siete años.

Opus Dei (2007, Marcela Said)-. Documental. Un punto de vista de este movimiento religioso católico en Chile. ¡Cada cosa en las viñas de...!

Promets-moi (2008, Emir Kusturica)-. Éstos servios, por la cresta. Qué divertidos que son. Música excelente, paisajes bellísimos, historia... bueno, fue un poco lugar-comunista, pero sin duda ofrecida desde una creatividad y un sentido del humor singularísimos. Lo mejor: cierto método de "hipopotamizar" al malo para luego castrarlo.

Contra la pared (2004, Fatih Akin)-. Tormentosa. Apasionada, más que romántica. Para mí, una historia sobre desatinos y desencuentros... y sobre las intuiciones. Ah, me gustó mucho la actuación de la protagonista.

El gran Torino (2009, Clean Eastwood)-. Tiene un inicio leeeeento, con una actuación momia del director que va compensando a medida que la historia agarra vuelo y el personaje cobra sentido. Deja una sensación agradable a los sentidos, no digamos qué bruto qué conmovedora que es, pero sí tiene un qué-sé-yo de conmoción.

La familia savages (2007, Tamara Jenkis)-. Una historia familiar, que podría ser la historia familiar de cualquiera. Me gustó cómo abordaba el tema de la vejez, de la relación padre-hijo, y las relaciones filiales. Con un toque de humor justo y necesario. Paréntesis: el cura protagonista de "La duda", es uno de los protagonistas de ésta película.

Cuatro minutos (2006, Chris Kraus)-. Excelente. Una chica violenta, rebelde, con un talento increíble y encerrada en una cárcel. Una profesora de piano con una historia que la conectará más de lo que piensa con su pupila. Muy buena.

jueves, septiembre 10, 2009

Novecento, Baricco.

jueves, septiembre 10, 2009
¿Puedes comprenderlo,
hermano? fue lo que no vi..., lo busqué, pero no existía, en toda aquella inmensa ciudad había de todo excepto/
Había de todo/
Pero no había un final. Lo que no vi es dónde terminaba todo aquello. El final del mundo/
Imagínate: un piano. Las teclas empiezan. Las teclas acaban. Tú sabes que hay ochenta y ocho, sobre eso nadie puede engañarte. No son infinitas. eres infinito, y con esas teclas es infinita la música que puedes crear. Ellas son ochenta y ocho. eres infinito. Eso a mí me gusta. Es fácil vivir con eso. Pero si tú/
Pero si yo subo a esa escalerilla, y frente a mí/
Pero si yo subo a esa escalerilla, y frente a mí se extiende un teclado con millones de teclas, millones y trillones/
Millones y trillones de teclas, que nunca se terminan y ésa es la verdad, que nunca se terminan y que ese teclado es infinito/
Si ese teclado es infinito, entonces/
En ese teclado no hay una música que puedas tocar. Te has sentado en un taburete equivocado: ése es el piano en el que toca Dios.

Alessandro Baricco.
Novecento, La leyenda del pianista en el océano.
Anagrama, 1999.

lunes, agosto 31, 2009

Barbara Kanam

lunes, agosto 31, 2009



Barbara Kanam [Congo]. Têti.
 
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