jueves, septiembre 10, 2009

Novecento, Baricco.

jueves, septiembre 10, 2009
¿Puedes comprenderlo,
hermano? fue lo que no vi..., lo busqué, pero no existía, en toda aquella inmensa ciudad había de todo excepto/
Había de todo/
Pero no había un final. Lo que no vi es dónde terminaba todo aquello. El final del mundo/
Imagínate: un piano. Las teclas empiezan. Las teclas acaban. Tú sabes que hay ochenta y ocho, sobre eso nadie puede engañarte. No son infinitas. eres infinito, y con esas teclas es infinita la música que puedes crear. Ellas son ochenta y ocho. eres infinito. Eso a mí me gusta. Es fácil vivir con eso. Pero si tú/
Pero si yo subo a esa escalerilla, y frente a mí/
Pero si yo subo a esa escalerilla, y frente a mí se extiende un teclado con millones de teclas, millones y trillones/
Millones y trillones de teclas, que nunca se terminan y ésa es la verdad, que nunca se terminan y que ese teclado es infinito/
Si ese teclado es infinito, entonces/
En ese teclado no hay una música que puedas tocar. Te has sentado en un taburete equivocado: ése es el piano en el que toca Dios.

Alessandro Baricco.
Novecento, La leyenda del pianista en el océano.
Anagrama, 1999.

2 comentario/s:

Anónimo dijo...

Cuando uno lee fragmentos como éste se da cuenta de muchas cosas, se hace muchas preguntas que me reservo.

Angélica dijo...

OK.

 
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